Consideramos que las personas con
capacidades especiales son aquellas que requieren de un proceso de aprendizaje
diferente para desarrollar sus habilidades y capacidades. Dichas personas
resultan vulnerables, pues necesitan de apoyo constante, y confianza en su
posibilidad de encontrar caminos para crecer y realizarse plenamente.
Esta necesidad de apoyo continuo
también genera respuestas de sobreprotección, o en ocasiones de indiferencia.
Las respuestas que ha brindado la misma comunidad a lo largo de siglos no han
sido satisfactorias. La reacción espontánea tiende a eliminar a quiénes son
diferentes, quiénes escapan a los criterios de normalidad que fija una
sociedad. Así el camino para las personas con capacidades especiales, y
necesidades educativas especiales se hace difícil de no contar con aliados
desde el momento de su concepción.
Precisamente, nuestro interés hoy es
destacar la fuerza que impone una organización familiar centrada en esa nueva
vida, procurando descubrir su mejor forma de expresarse. ¿Cuáles son las
capacidades especiales, habilidades, talentos de ese niño nacido con algún
déficit biológico, psicológico, social, o ese niño con una enfermedad de larga duración?
¿Cómo alentar en él el deseo de sobrevivir, superar paso a paso cada día,
afrontar tratamientos, escolarización, adaptaciones, y desarrollarse sanamente,
con autoestima y confianza en sus propias posibilidades y las de su medio?
Si nos hacemos esta pregunta con cada
niño que llega al mundo, se enfatiza en el caso del niño con necesidades
especiales, que requiere también de iguales oportunidades que sus hermanos:
amor cálido, ternura, cuidados maternales, receptividad y continuidad en su
relación con su madre, padre, hermanos y otros miembros de la familia. Un
ámbito seguro, un equipo que le atienda y desarrolle las mejores posibilidades
en él o ella.
Debemos destacar los aportes de
pedagogos, psicoanalistas, psicólogos sociales, asistentes sociales, padres,
madres, tíos, tías, abuelos, hermanos, primos, quiénes señalan que los mayores
logros y el descubrimiento de las propias capacidades y el deseo de crecer
surge de la misma persona, quién se transforma en el agente principal de su
mejora personal, cambio y progreso. Ese clima de afecto y seguridad. Esa
situación lúdica, como en juego constante que permite probar, equivocarse,
recomenzar, y ver en los rostros de los que acompañan una imagen enriquecida y
mejorada de sí mismo.
Es por ello que en cierta medida poco
difiere la respuesta que necesita un niño común y un niño con necesidades
especiales. Ambos necesitan un abordaje personalizado, a su propia medida. La
presencia de personas con necesidades especiales nos pone a prueba
constantemente, pues genera la urgencia de buscar formas creativas
alternativas, diversas, para lograr el máximo de crecimiento y desarrollo. La
búsqueda de la verdad se plantea en cada instante. La llegada de un niño con
necesidades especiales requiere de buenos informantes, que acompañen y
expliquen la condición especial del bebé. Es necesaria una preparación adecuada
para dar la noticia. Y sin embargo, a pesar del paso del tiempo, con frecuencia
se requiere volver a revisar la condición de esa persona, pues el riesgo de
perderse en diagnósticos, planes terapéuticos, pronósticos sombríos nos alejan
y separan.
En ocasiones se daña el vínculo
inicial con la madre, se genera desconfianza e inseguridad en ambos padres, y
se profetiza sin reconocer que es imposible profetizar, es menester aceptar que
cada ser tiene un gran potencial para enfrentar las dificultades que le impone
su condición especial, y que sólo la confianza y la esperanza pueden más en
ocasiones que un plan o programa orquestado con grandes elaboraciones pero que
no involucran ni al niño ni a su familia, quiénes son los que conducen el
cambio y la mejora propuestos.
Aquí nos interesa dar nuestro
testimonio personal. Surge de muchos años de contacto, comunicación y
acompañamiento a personas vulnerables, sufrientes, luchadoras y con deseos de
sobreponerse a todo tipo de dificultad. Y sus acompañantes, los profesionales
de los equipos interdisciplinarios con su capacidad técnica, pero
fundamentalmente con su enorme capacidad de amar y confiar en las posibilidades
del niño, el joven, o el adulto con necesidades especiales. El ser testigo de
estos eventos importantes en las vidas de las familias, y el comprobar la
capacidad de entrega, donación de sí, y fortaleza, nos permiten anticipar un
mensaje esperanzador. Pues es verdad que la tarea a realizar es muy grande. Se
requiere perseverancia y deseos de desafiar cualquier dificultad, y es menester
crear en cada persona la decisión de enfrentar el futuro con confianza, y
trabajando día a día.
Nosotros hemos descubierto que no es
conveniente concentrar personas o problemas. Tampoco centralizar las
atenciones. No rigen en este campo el criterio de ahorro de recursos materiales
y humanos, tampoco imponer el derecho de las mayorías. Todos instintos fuertes,
con práctica frecuente y salvaje, pues la defensa de los bienes que se tienen
generan esta respuesta negativa, que impide reconocer lo diverso, el derecho a
ser diferentes, y las posibilidades de crecer cuando están dadas las
condiciones adecuadas. También debemos destacar las necesidades de las personas
de aprender a convivir con otras personas que son diversas.
El aprendizaje de la convivencia y de
la solidaridad, son experiencias imborrables que preparan a las personas para
generar una sociedad que se preocupa por el bienestar y la felicidad de todos.
El inventario diario que debemos realizar sobre cuáles son las habilidades,
talentos o capacidades especiales de los otros, comienza desde uno mismo. Es
menester una apertura hacia el cambio y la mejora personal. Esto rige en todas
las etapas de la vida. Desde la tercera y cuarta edad, los abuelos somos
testigos de esa importante urgencia. Desde cierta etapa de la vida, al observar
lo pasado, y comparar con los eventos presentes y con el futuro que se desea
alcanzar, se descubre que desde todas las generaciones que conviven, surgen
respuestas afectuosas, de apoyo y acompañamiento de los miembros más
vulnerables. Ese acompañamiento requiere que sea realizado con conocimiento y
sentimientos positivos.
No se logran dichos estilos sólo con
desearlo mágicamente. Se requiere preparación y capacitación para aprender a
acompañar. La alianza del niño, el joven, el adulto, con los terapeutas y
docentes, los amigos, vecinos, compañeros de la Escuela, forja una verdadera
red de contención. Todo se da de manera natural, en la medida en que ese
vínculo afectivo se consolide, y se cuide.
LA COMUNIDAD DE INTERESES
Resulta de valor incalculable la
organización comunitaria para dar respuesta a las necesidades especiales de los
niños y jóvenes que viven una condición especial, que limita su aprendizaje y
desarrollo. Debemos tener en cuenta que la práctica solidaria, y la unión de
esfuerzos genera recursos materiales y espirituales que permiten a las personas
trascender, y crecer con confianza y apoyos verdaderos. El respaldo y apoyo de
pares, y el acompañamiento de los niños y sus familias a lo largo del tiempo,
permite lograr objetivos que podrían considerarse inalcanzables, si se parte
exclusivamente desde las carencias o déficits.
Esa es la tarea, y en ella estamos
todos involucrados. Una sociedad inclusiva, que incorpora a todos sus miembros,
resulta adecuada para dar respuesta a las necesidades individuales y
colectivas. Una sociedad que valora la diversidad y que respeta el derecho a la
vida, exige de todos los integrantes compromiso y entrega para lograr los
objetivos y metas que surgen a diario, y neutralizar los posibles aspectos
destructivos y dificultades que se presentan en esta tarea difícil. La
experiencia de los talleres de abuelos de niños con necesidades especiales, nos
ha ofrecido la oportunidad de compartir con otros abuelos nuestras
preocupaciones comunes y conocer mejor la condición de nuestros nietos.
El diálogo con especialistas, y la
oportunidad de conocer los recursos disponibles para nuestros nietos y sus
familias, además del trabajo solidario para mejorar las oportunidades y
aprender más sobre las necesidades, y nuevos enfoques, nos ofrece un panorama
muy satisfactorio. Es por ello, que nos proponemos durante 1999, trabajar en
los proyectos de intercambio con especialistas de grupos científicos, para
conocer mejor y aprender a jugar con nuestros nietos, iniciar investigaciones
relativas a la población real existente en la provincia, y las posibilidades de
mejorar las oportunidades. Y aprender a apoyar a los nietos para que logren
autonomía.
El trabajo a nivel comunitario, al
facilitarse los talleres y estimular formación de nuevos grupos, genera
naturalmente, una mejor percepción de las necesidades especiales de esta
población, y abre oportunidades auténticas para la inclusión de todas las
personas en un proyecto común.
Como es bien sabido, ahora hay una mayor apertura hacia las personas con síndrome de down. Pueden trabajar y estudiar por lo que el uso de estas pulseras le viene muy bien a los padres y familia en general. Que deseen que ellos se desenvuelvan con mayor tranquilidad.
ResponderEliminarLa condición especial de un ser humano, es algo que le puede ocurrir a cualquiera y todos deberíamos tener conocimiento de cómo aportar a la inclusión de toda persona. Este tipo de información debería llegar a todos.
ResponderEliminarTakeCare que productos de seguridad tienen para niños.
ResponderEliminarHola Edwin,
EliminarContamos con variedad de accesorios como pulseras, collares, relojes y tobilleras personalizables. Puedes seguirnos en nuestro Facebook e instagram para que puedas ver todos los modelos.
Es muy importante informarse, sobre el trato que se le debe dar a los niños con habilidades especiales y contribuir con la inclusión social.
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